En una semana en la que el mundo insiste en celebrar la gratitud, muchxs de nosotrxs cargamos con un recordatorio distinto: que no todo lo que se llama “tradición” nace del amor, y no todo lo que se viste de fiesta es benigno. Para los pueblos Nativos, para quienes aman a los animales, y para quienes vienen de familias fracturadas o ausentes, estos días pueden sentirse más como un duelo que como una celebración. Hay memorias, heridas y ausencias que no desaparecen porque el calendario lo pida. Si este noviembre te pesa en el pecho, no es falta de gratitud: es sensibilidad, honestidad y memoria. Este es un espacio para nombrar ese dolor y para honrarlo sin vergüenza.

En Puerto Rico, Acción de Gracias es una oportunidad única para reflexionar sobre nuestras tradiciones y elegir celebraciones más conscientes. Aunque el pavo se ha popularizado como símbolo de gratitud, esta costumbre importada no refleja nuestros valores de compasión ni nuestra rica cultura gastronómica. En este blog, exploramos cómo reenfocar la cena hacia ingredientes autóctonos —como el mofongo, el arroz con gandules y nuestras frescas cosechas locales— para honrar nuestra identidad, promover la soberanía alimentaria y celebrar desde el respeto a todos los seres. Una mirada científica y cultural que invita a un Puerto Rico más empático, saludable y orgulloso de lo suyo.

Mirar a las gallinas es descubrir más sobre nosotrxs mismxs. En este escrito, Iris comparte la historia de Coco, una gallina criolla que le enseñó principios de respeto, compasión y amor libre. Más allá de los datos científicos, su experiencia revela cómo estos animales, inteligentes y sensibles, merecen ser vistos como individuos con emociones, memorias y dignidad propia.

Una invitación a desaprender lo que nos han enseñado sobre los animales no humanos y a reconocer su derecho a vivir libres de explotación.

Al volver a sembrar, algo en mí también echó raíces. Como si el cuerpo recordara que está hecho del mismo mineral que cuida. Sembrar me enseñó que el alimento no está dado: es fruto de un proceso vivo, hecho de intención, cuidado y espera.

Y así, entendí el veganismo no como una imposición, sino como una consecuencia natural de haber tocado la tierra con amor. Una forma de estar en el mundo desde la compasión y la ética del cuidado."